EL BLOG DE LA MA´TEODORA

Media de lecturas, audios y enlaces a la salsa, el jazz latino, las músicas nuestras y a formas futuras, en tributo a la mítica Teodora Ginés, tañedora de bandola, nacida en el siglo XVI en Santiago de los Caballeros, hoy República Dominicana, en "el cuadrante del son", a quien Alejo Carpentier le atribuyó la escritura del primer son: El Son de la Ma´Teodora.

miércoles, 28 de octubre de 2015

¿CUAL ES LA TUSA CON LA SALSA CHOKE?

Fernando España


"Y no debemos asumir 
que los expertos son los únicos que tienen derecho 
a expresarse en las cuestiones que afectan 
a la organización de la sociedad."

Albert Einstein

La historia de la salsa en absoluto, como “género de géneros”, podrá relatarse sin incluir entre sus géneros a una formula musical y bailable surgida hacía 2008 en el suroccidente colombiano, entre Tumaco, bello puerto de mar en el pacifico nariñense, y los marginados barrios orientales de Cali, “la capital mundial de la salsa”, poblados por afrodescendientes provenientes del litoral en situación de extrema pobreza, alejados de sus ámbitos acuáticos naturales, con escasa formación educativa pero portando en su piel y alma un silvestre sentido musical, el legado de sus ancestros, quienes donde quiera que se han asentado, contra su voluntad en más de un territorio, por ejemplo: en Harlem, Kingston o La Habana, han generado esa serie histórica de sonidos identitarios que transforman alegrando a la humanidad. Cómo dice Jacobo Vélez, el director de la Mambanegra e ex integrante de La Mojarra Eléctrica: Cuando el barrio habla hay que parar oreja, porque lo que se viene es candela”.

Una forma, más rítmica que melódica, creada sobre la “yuxtaposición” del bajo con los golpes sobre la campana, el cencerro, el güiro y las cajas del timbal, capas sobre las que sobreponen palmas como si fuera el mismo boogaloo,  teclados entre salseros hasta “champetúos”, voces mucho más reiterativas que los responsoriales coros de la salsa clásica y un caos entre el que se cuela, en algunas piezas, los estimulantes ánimos de la marimba de chonta. Según su creador, Carlos José Castro, más conocido como CJ Castro, en palabras rescatadas por la periodista Paola Andrea Ariza, autora del reportaje “Como nació la salsa choke”, cuenta “que tomó herramientas de música para hacer reggaetón y hip hop, y trató de adaptarlas a lo que él quería. Pensé: ese sonidito del dembow, ritmo cercano al reggaetón, suena chévere, ¿por qué no utilizarlo en la clave de la salsa y vemos cómo suena? Así fui experimentando una cosa con otra y automáticamente me dio por meterle la melodía de Chichoky”.

Una forma que sus gestores han denominado Salsa Choke para ira de los salseros clásicos y los salseros académicos, “los mismos” quienes "abrieron los ojos y cerraron oídos" cuando empezó a programarse en las salsotecas y emisoras culturales a Juan Formell y Los Van Van, y años después a la timba, agrupación y formula que también han influenciado el proceso  salsachoquero aún en gestación, pues en las fiestas “salsachoqueras”, organizadas por los “salsachoqueros”, descendientes de salseros clásicos, son recurrentes.  Y "los mismos" quienes, en su momento, cuando llegó la salsa neoyorquina, fueron criticados por sus antecesores imbuidos en el mambo, el chachachá y la pachanga. Y a quienes sus padres a su vez señalaron por dejar en el pasado al danzón, el tango o el bolero. Según el musicólogo Ángel Perea: “Los artistas de la salsa choke no necesitan de aproximaciones condescendientes a su música, tampoco de la aprobación de los salseros tradicionales y mucho menos de los gurús de la academia salsera, que por lo general son intelectuales que ni siquiera saben bailar, que no han creado un solo paso de baile original en su vida”.

Una forma, que sin pedir permiso, ha creado una obra maravillosamente innovadora, de ruptura y punto de partida, como La Tusa, una suerte de boogaloo que relata fantásticamente, a coro de tribu, situaciones vividas en un vecindario de “la capital mundial de la salsa”, que bien podría ser un episodio de Maestra Vida, la opereta salsa que finalizando los setenta escribiera el gran Rubén Blades dándonos a conocer su concepto Focila, sigla que sintetiza “Folclor de Ciudad Latina”. Y que desde ya, por ella misma, “sin aproximaciones condescendientes” para atender a Perea, se enlista en tres narraciones: La primera, ahí, en el libro colombiano de la música popular junto a La pollera colorá, La casa en el aire, Pueblito viejo, La cucharita de Ráquira, Te vengo a cantar y El botón del pantalón. La segunda, entre los temas célebres de la salsa colombiana, aportante de numerosas piezas a la enciclopedia universal salsera como El preso, Cali pachanguero o La pantera mambo, de un género como el joesón, aceptado a regañadientes por los salseros “clásicos”, y de una manera “pacífica” de sentir la salsa como la exhalada por el Grupo Niche y por Guayacán Orquesta. Y la tercera, entre las obras a empezar a referenciar entre las paradigmáticas de la crónica de la música del "Caribe" urbano.

Hay que ver la felicidad que expresan los bailadores, animando la escena, cuando se programa La Tusa, mientras "los otros" con cara de Tomás de Torquemada alargan el semblante "entusado", sin percibir siquiera que la salsa continua nutriéndose en sus raíces.





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